martes, 13 de abril de 2010

Pitágoras

La primera vez que escuché una orquesta,
noté que no podría hacer música.
La primera vez que mis manos se cansaron,
supe que no les daría vida.
La primera vez que tropecé con mi lengua,
descubrí que no tenía risa.
Esas fueron mis únicas veces.
No una ni dos, sino tres.
Tan perfecto como las brujas
y llorar en un mar de números.

1 comentario:

  1. Ningüino, ya te he dicho que escribes de una forma impresionante, verdad?

    Me gusta que sean 3 VECES... me recuerda a 3 cosas (no una, ni dos... tres!!) del pasado.

    Oye, te veo el día 4 o el 5 de mayo?

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