domingo, 25 de abril de 2010

Mezquino

Está absolutamente agotada. En cada gesto y en cada arruga. No sé cómo lo hace; cómo se conforma. Pasan los años y en sus ojos sólo veo tristeza, cansancio, decepción. Queda tan lejos la vida que soñó de niña. Todo el esfuerzo que realizó al final le ha dado tan poco que me es imposible entender dónde queda la satisfacción de la edad madura. De largo se quedaría con los conejos blancos, las fiestas de disfraces y sus mejillas encendidas. Ya no hay sorpresas buenas, sólo obligación; arrastrar el lastre más pesado y, con culpa, suplicar porque se acabe. El temor de la herencia apenas le deja respirar. No hay nada que le dé más miedo que caer tras tanto esfuerzo, tanto trabajo y tanta promesa. No recuerdo haberla visto nunca reírse sin poder parar. ¡Tan cerca está de rendirse!

Y yo aún lloro por un mero pellizco. ¿Cómo no iba a culparme?

martes, 13 de abril de 2010

Pitágoras

La primera vez que escuché una orquesta,
noté que no podría hacer música.
La primera vez que mis manos se cansaron,
supe que no les daría vida.
La primera vez que tropecé con mi lengua,
descubrí que no tenía risa.
Esas fueron mis únicas veces.
No una ni dos, sino tres.
Tan perfecto como las brujas
y llorar en un mar de números.

lunes, 22 de marzo de 2010

Más

Rule of Rose

Que el sol brille en lo alto
y sentir que ya lo tengo.
Saber que puedo hacerlo,
que pronto seré más.

Sólo tengo que moverme,
aletear, rezongar y sorprenderme.
Como un hada y un gato.
Como un niño sin corazón.

Cepillarme los dientes
para estar al fín perfecto.
Poder huir del momento.
Limpiarme en palabras y caderas.

Ahora tengo que ser más,
en mi inferioridad reconfortante.
Aquí acaba mi busca
Ya no temo tus hazañas y melindres.

Vamos a jugar.